Lo que el cáncer me ha enseñado es a soltar, saber esperar, tener paciencia, actitud e información. Ante situaciones adversas.
Han sido tiempos de cambio, de fe, de autoconciencia, sanación y compasión. Ahora honro mi vida honro mi tiempo.
Después, darme cuenta de quiénes son los verdaderos amigos y la gente con la que quiero estar.
Que crees que el cáncer y la pandemia me han enseñado? Me han enseñado a priorizar: descanso, ejercicio, tranquilidad, empatía, familia, conocimiento.
Me ha obligado a afrontar lo que como y bebo, analizar mis prioridades y repensar a que quiero dedicar mi tiempo.
Me doy cuenta que soy tan vulnerable como el anciano o cualquier otra persona. Pues el cuerpo con todo y lo asombro, funcional y perfecto que es, también es vulnerable y de un momento a otro, la fragilidad se hace presente.
Me doy cuenta en algún momento, en que uno viene al mundo a perderlo todo. Mientras más uno vive, más pierde. Voy perdiendo a mis seres queridos: amigos, familiares, a gente muy querida a mi alrededor, mis mascotas y mis propias facultades.
Con mi proceso oncológico, en tiempo de pandemia, decido y quiero vivir lo más relajada posible, disfrutar la calidad de vida que me he fabricado con ayuda de mi ser superior y agradecer el gozo del presente. Aportando en la medida de mis posibilidades: actitud, aptitud y conocimiento a mí entorno. Para mí lo más grande es compartir.
También he tenido mis descalabros, por supuesto! Y también se vale, pues no soy de palo, tampoco un robot. Pero cuando me ha ganado la desesperación, miedo o tristeza lo enfrento, escribo a mano en un cuaderno, cómo me siento y lo que realmente está pasando, al términar lo leo, me siento más tranquila.
Si tengo mucho coraje, lo escribo en una hoja y después rompo el papel.
"El papel no juzga, escucha en silencio, permite volcar en él todo aquello que necesita ser expresado".

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