Hace 20 años ingresé en “Guiesca” escuela para ser instructora de aeróbicos, había varias materias como eran: psicología, rítmica, nutrición, etc.

Después de 2 años egresé de esa escuela y empecé a trabajar en gimnasios de empresas, ahí ví que la alimentación era parte fundamental para moldear y tonificar el cuerpo, el ejercicio ayuda pero sin una buena nutrición no hay cambios tan notorios. ( En la escuela era teoría y práctica conmigo misma, en el trabajo era diferente, eran persona con sobrepeso a las cuales se les daba todo un programa a seguir, en éste estaban involucrados: doctor, nutriólogo e instructora).

Todo este comentario es porque después de recibir mi diagnóstico de cáncer, (yo seguía trabajando como instructora de aeróbicos, pilates y spinning) sabía que tarde o temprano me iban a dar terapia de radiación o quimio. Pensaba he visto cambiar y moldear cuerpos con la alimentación y ejercicio, seguramente teniendo la alimentación adecuada, mis células podrán “enfrentar o aguantar” de mejor manera un tratamiento tan agresivo.

Cuando conocí a la nutrióloga Marisa lo primero que me dijo: ¡mata al cáncer de hambre!

Yo le dije que estaba de acuerdo con ella, pero físicamente después de bajar más de 20 kg. parecía que me iban ganando la batalla.

Empezó dándome suplementos alimenticios para elevar mi sistema inmunológico, pues estaba muy bajo, el grado de anemia era severo, también me receto una alimentación alcalina: verduras, espinaca, acelga, apio, frutos rojos.

Las personas con cáncer no mueren por la la enfermedad en si, un 40% muere por falta de nutrientes, durante la quimioterapia.

Antes de salir del consultorio me recomendó ver películas cómicas, escuchar música alegre, platicar situaciones amenas.

No tragedias de ningún tipo.

Tip: Asesorarte con una nutrióloga funcional es importante para tener un sistema inmunológico fuerte.

Categorías: Cáncer y yo

0 Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *